qué es la ingeniería fiscal
la planificación fiscal sofisticada
La ingeniería fiscal es una estrategia cuidadosamente planificada, que tiene como finalidad evitar, demorar o reducir al máximo el pago de impuestos de una persona o empresa. Respetando en todo momento la legalidad vigente, este procedimiento aprovecha vacíos legales, imprecisiones en las leyes y diferencias en las regulaciones tributarias de los diferentes países, con el fin de obtener una reducción de impuestos.Esto se ha hecho posible gracias a la globalización y a los cambios en las políticas económicas y financieras de las últimas décadas. La mayoría de los gobiernos y organismos económicos mundiales, entre ellos la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), han impulsado una serie de políticas encaminadas a eliminar trabas al comercio entre los países y a favorecer la libre circulación de capitales.
Así, hoy en día usted puede sin mayores problemas, con las limitaciones que le imponga su país de residencia, abrir una cuenta bancaria o realizar inversiones en el extranjero.
Por otro lado, las empresas han incrementado de manera importante sus transacciones internacionales y han proliferado las compañías multinacionales. Como consecuencia, a los gobiernos de los diferentes países les cuesta cada vez más ejercer un control tributario eficiente sobre sus ciudadanos y empresas. Gran parte de las operaciones afectan a más de un país y los capitales fluyen a velocidad de vértigo de banco a banco, de un confín del mundo a otro.
Las legislaciones a menudo han quedado obsoletas o sufren importantes lagunas ante la proliferación de situaciones para los que no estaban pensadas y nuevas formas de negocio que antes simplemente no existían. La falta de uniformidad entre las leyes de los países puede llevar a la paradoja de que una misma actuación puede ser ilegal en un país y sin embargo totalmente legal en otro.
En este nuevo escenario cobra una importancia creciente la llamada planificación fiscal internacional. Esta, al contrario que ocurre con la asesoría fiscal tradicional, no se restringe al ámbito de un país, sino que aborda las cuestiones tributarias y legales desde un punto de vista global. Cuando la planificación fiscal internacional adquiere su máximo grado de desarrollo, hablamos de ingeniería fiscal.
¿Por qué
Ingeniería?
Se denomina así porque, al igual que
si de una obra de ingeniería se tratara, planifica y lleva a cabo
proyectos de una gran complejidad. Los “ingenieros fiscales” no sólo
estudian y conocen al detalle las legislaciones tributarias de los
distintos estados y territorios, sino que aprovechan sus ventajas,
ambigüedades y lagunas normativas para desarrollar estrategias fiscales
que favorezcan a sus clientes. De esta manera y valiéndose
entre otros de paraísos
fiscales, acuerdos bilaterales y tratados
de doble imposición consiguen evitar, o al menos reducir
considerablemente, la cantidad de impuestos que deben pagar las
personas o empresas que contratan sus servicios.Como es de imaginar, las administraciones públicas de los diferentes países intentan por todos los medios poner coto a estas prácticas. Así se produce una especie de juego entre gato y ratón en el que la ley, por lo general más lenta y torpe, corre detrás de algunas de las mentes más avispadas del planeta.
Mientras que por un lado los legisladores tratan de tapar “resquicios legales”, por el otro los expertos en ingeniería fiscal buscan cada día vías más sofisticadas para eludir la carga tributaria.
Cualquier cambio en la legislación de un país puede convertir una práctica legal en ilegal y como consecuencia arruinar todos los esfuerzos de la planificación fiscal. Mantenerse al día en todos los temas tributarios es por tanto imprescindible. No es de extrañar que este trabajo lo realicen auténticos equipos multidisciplinares formados por asesores fiscales, abogados y expertos en administración de empresas de diferentes países.
¿Quiénes
recurren a la Ingeniería Fiscal?
Tradicionalmente han sido las grandes
multinacionales y en menor medida las personas acaudaladas las que han
recurrido a ella y en gran medida continúa siendo así debido a su coste
relativamente elevado. Cabe destacar sin embargo, que soluciones más
sencillas de planificación
fiscal internacional están al alcance y resultan
interesantes para casi cualquier persona que disponga de un
mínimo de recursos que pueda destinar al ahorro o a la
inversión.La complejidad y por tanto el coste una operación dependerá de las circunstancias particulares del contratante, especialmente de su lugar de residencia y ciudadanía. En los últimos años el espectacular desarrollo de Internet ha ayudado a acercar estos servicios al ciudadano de a pie, generalmente a través de empresas de servicios offshore.
¿Es la
Ingeniería Fiscal legal?
La respuesta es sí, pero debemos
matizarla. En principio no hay nada ilegal en que uno organice sus
finanzas de manera que la carga impositiva sea la menor posible. Es lo
que se conoce popularmente como elusión
fiscal. Este término no debe confundirse con la evasión
fiscal o evasión
de impuestos que por el contrario es un delito, ya que a
través de ella se evita el pago de impuestos mediante la ocultación de
las ganancias.Esta diferencia que parece bastante evidente en su definición, no lo es a veces tanto en la práctica. Hay que tener en cuenta que la ingeniería fiscal precisamente aprovecha ambigüedades en las leyes para sus actuaciones. Por otro lado, la justicia en ocasiones puede llegar a tomar en consideración no solamente la legalidad o ilegalidad de una actuación, sino también las intenciones reales que se esconden tras la misma.
Por lo general, si advierte transacciones artificiales que no tienen ninguna motivación económica u operaciones poco transparentes a través de paraísos fiscales, puede llegar a tomar medidas al considerar que en realidad se está cometiendo un delito de evasión fiscal. Es decir, no basta que los movimientos económicos que se realicen sean legales, sino también deben tener algún fin justificable. De lo contrario la administración tributaria entenderá que se están realizando con la única finalidad de evadir impuestos.
Es precisamente en este punto, donde a menudo la ingeniería fiscal entra en un terreno pantanoso, ya que no es infrecuente que se vea forzada a “simular” la necesidad de ciertas transacciones que en realidad sólo persiguen el objetivo de reducir la carga fiscal. En cualquier caso, suele ser algo relativamente complicado de demostrar por las autoridades, ya que las operaciones se realizan en países diferentes algunos de los cuales no suelen ser muy colaboradores a la hora de facilitar información. Es el caso de los paraísos fiscales, en los cuales existen estrictas leyes de confidencialidad.
Como podemos ver, la línea divisoria entre la legítima planificación fiscal y la evasión de capitales es muy delgada y a menudo depende de matices o interpretaciones.
En cuanto al sentimiento general frente a las actividades de ingeniería fiscal, existen toda suerte de opiniones. Los defensores de la misma mantienen que cualquier persona tiene el legítimo derecho a organizar sus finanzas de la manera más favorable, siempre y cuando cumpla con la legalidad vigente.
Los detractores la tachan de herramienta al servicio del capital y la acusan de acrecentar la insolidaridad y las desigualdades económicas en el mundo.
A favor o en contra, no se puede negar que la ingeniería fiscal es empleada por la mayoría de las grandes multinacionales, incluidas las entidades financieras y las aseguradoras más prestigiosas, y que constituye un pilar fundamental para la marcha de nuestra economía, al menos en su modelo actual.
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