domingo, 27 de mayo de 2018

No hay otra forma de morir, siempre es el corazón
  • Las obligaciones se hacen insostenibles
  • El límite se mueve, pero no podrá para siempre
  • Dónde estaremos cuando todo explote
Fede

El 22 de octubre de 1981, la deuda nacional de los Estados Unidos superó el umbral del billón de dólares por primera vez en la historia.

Doce ceros: US$ 1.000.000.000.000.

Tomó casi dos siglos para que el país más poderoso del planeta cruzara ese límite.

Durante todo ese período de tiempo Estados Unidos había atravesado una revolución independentista, una guerra civil, dos guerras mundiales, la Gran Depresión, una carrera nuclear y la Guerra de Vietnam… además de varios otros conflictos y crisis diversas.

Hoy en día, su deuda supera los US$ 21 billones –un nivel que el país alcanzó hace unos dos meses y que equivale a un 105% de su PBI:



Esto significa que el gobierno sumó US$ 20 billones a la deuda del país en los 37 años que pasaron entre octubre de 1981 y marzo de 2018.

Lo peor: es como una bola de nieve que crece y baja cada vez más rápido por la montaña.

El año pasado sólo les tomó 8 meses pasar de los US$20 billones a los US$21 billones.

Esto es un promedio de casi US$ 52.000 por segundo. Más de lo que gana un estadounidense promedio en un año entero.

Ciertamente más de lo que ganas tú en Argentina, México, España o Colombia.

¿Y la relación con el PBI?

Peor.

Al representar 105% del PIB del país, la deuda nacional de Estados Unidos ya es más grande que la economía total de la nación (en comparación, la deuda nacional representaba solo un 31% del PIB en 1981):



“Bueno, seguro que los gobernantes y legisladores están manos dedicados de cabeza a contener esta tendencia”.

Nop.

Al contrario, las proyecciones del propio gobierno apunta a un incremento agudo en la toma de deuda para los años y décadas que vienen.

El Departamento el Tesoro estadounidense ya estimó que este año pedirá prestado un nuevo billón, un billón el año entrante y otro billón más el año siguiente.

Fácilmente se avanzará hacia los US$30 billones para el año 2025.

Porque mientras más alta sea la deuda, mayores serán los intereses que el gobierno tendrá que pagar año tras año.

Y los pagos de intereses crecen incluso más rápido a medida que las tasas de interés siguen creciendo… exactamente lo que está sucediendo en este momento.

Es como la carrera de un hámster.

Alto. ¿Por qué te debería importar todo esto?

Simple, porque la rueda que hace girar este hámster es nada menos que la economía global… y si de cae nos caemos todos con él.

Hay un viejo dicho en el mundo de las inversiones: “podrá haber muchas causas que conduzcan a un negocio a la quiebra, pero al final la quiebra se define por la incapacidad de no poder pagar tus deudad. A final siempre es la deuda”.

Es como cuando dicen “causa de muerte: paro cardiorespiratorio”. Claro, pasaron muchas cosas para llegar hasta ese punto, pero al final la muerte es que se te pare el corazón.

Hoy no es sensato pensar que esta tendencia no tendrá consecuencias. Ninguna nación de la historia ha podido salir adelante sólo pidiendo prestado para financiar sus gastos.

Piensa en México en 1982: el inicio de la crisis de la deuda latinoamericana.

En Argentina en 2001: el mayor default de la historia financiera global y la mayor crisis que enfrentó el país en su historia.

Grecia en 2011: su insolvencia estuvo a punto de destruir la aventura del euro y dejó al borde del colapso a España y Portugal.

¿Argentina hoy? Es posible. El caso argentino es particularmente delicado, y lo advertimos hace tres meses en el libro Los Últimos Días, de regalo para quienes acepten acceder a una prueba gratis de 30 días a Inteligencia Estratégica, el servicio de análisis de inteligencia y mercados globales de Jim Rickards.

En el libro se detalla el problema de la deuda global y el impacto que esto tendrá en todos los mercados cuando se llegue al punto de “no pago”.

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Te dejo con el resumen de la semana,

Felipe
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