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Inversor Global conoce el plan del presidente Mauricio Macri para hacer que los precios bajen durante su gestión y se lo explicamos en la siguiente nota.
“Los precios son fijados por los empresarios y los grandes monopolios”.
Ese era un concepto recurrente en la gestión de Cristina Kirchner, pero mientras con una mano se apretaba al sector privado, con la otra se ordenaba al Banco Central acelerar la emisión de peso. Y eso también modificaba el valor, no sólo de los bienes y servicios, sino también del dinero.
Esa opción política y económica -la impresión monetaria- generaba inflación. Y si bien, ahora, en la administración de Mauricio Macri, la inflación continúa, también hay algo que antes no había: una solución para combatirla.

La impresión de billetes: ¿cómo funciona?

Para mantener el elevado gasto del Estado, los gobiernos suelen financiarse mediante la impresión de billetes –y así no se endeudan-, agregan más dinero a la economía y se genera la ilusión de que se puede consumir más en lo inmediato, pero es todo lo contrario.
Un ejemplo para verlo claramente: si existen 5 manzanas y 5 pesos, el valor será de un peso cada fruta, pero si decide duplicarse la cantidad de billetes y la cosecha se mantiene igual, entonces las manzanas costarán 2 pesos.
Los precios suben entonces porque baja el valor del peso por un exceso en la impresión de billetes y una pérdida del poder de compra, que es el concepto mismo de la inflación.
Cuando ven que la inflación se desborda las autoridades buscan soluciones sin controlar el gasto público e intentan encadenarla. De ahí surgen medidas como los controles de precios, cepo cambiario, presiones a comerciantes y productores o prohibiciones a importaciones.
En paralelo, la emisión monetaria sigue alimentándose y en medio de un contexto controlado, los productores ven caer su rentabilidad, por lo que disminuyen su rendimiento, hay desabastecimiento de rubros en los mercados y suben más los precios.

¿Y cuál es el rol de los empresarios?

Los empresarios y comerciantes siempre buscan maximizar sus ganancias, pero la inflación no sube en todos los países como lo hace en la Argentina o Venezuela aún así ucuando utilizan la emisión de dinero como una herramienta.
En esta línea, podría preguntarse por qué los Estados Unidos emite dinero y no genera inflaciónya que desde 2008, la Reserva Federal (Banco Central) implementó enormes emisiones de billetes para financiar el exceso de gasto público norteamericano. Sin embargo, nunca hubo una alteración en los precios.
Esto ocurre porque el dólar es una moneda internacionalmente aceptada para transacciones comerciales y financieras. Cuando Estados Unidos emite, ese exceso de moneda verde sale del país y es aceptado por habitantes de otra nación.
¿Consecuencia? Si un Banco Central decidiera imprimir billetes se produciría sistemáticamente un proceso inflacionista. Otro ejemplo, mucho más antiguo: en 1921, un periódico costaba en Alemania 0,3 marcos, pero en noviembre de 1922 valía 70.000.000 de marcos.
En la economía había mucho más dinero. Todos tenían más en sus bolsillos, pero los marcos valían exactamente lo mismo que un año antes, por muchos ceros que tuviera la moneda.
Pese a todo, los gobernantes mantienen, en mayor o menor medida, el enfoque de culpar al sector privado del problema. Cristina Kirchner los acusaba directamente, mientras que Macri tiene otro enfoque y lo demuestra con frases como: “en la lucha contra la inflación, me hubiera gustado que los empresarios colaboren más”, lo que para Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global, es una demostración de que el Gobierno ha subestimado al fenómeno de aceleración de precios.

La fórmula para bajar la inflación

Toda la explicación previa era necesaria para entender la clave del plan de Mauricio Macri para bajar la inflación.
Apenas asumió decidió reducir el gasto público: el derroche en los ministerios, por ejemplo, es equivalente a 0,8 puntos del Producto Bruto Interno (PBI), casi un punto de todos los bienes y servicios producidos en el país.
Además, el Gobierno redujo los subsidios económicos otorgados a través de la suba de tarifas, con lo que recupera 1,5 puntos del PBI. Todo esto es gasto público que empieza ahorrarse, sostuvo Iván Carrino, editor del Diario del Lunes.
Con estos cambios, la emisión monetaria destinada a financiar gasto público se redujo del 40% de la era K a 29% en los primeros meses de la gestión macrista.
Claro, también hay un instrumento clave que todos los inversores han sabido aprovechar y que el BCRA utilizó para bajar la inflación: se trata de las Lebacs.
Mediante estos títulos a corto plazo, el BCRA se endeuda para así absorber los pesos en exceso que circulan en la economía. En otras palabras, el inversor le da dinero a la máxima autoridad monetaria que no lo usa para financiar gasto público, sino para restringir la base monetaria. Con eso en mente desacelera la emisión de pesos y contiene las subas del dólar.

¿Qué hay detrás del plan macrista?

El pago a los holdouts permitirá al Gobierno volver a la normalidad y realizar trazos finos sobre la política fiscal y monetaria que llevará adelante el Ejecutivo.
Esa dinámica evidencia el plan del Gobierno a mediano y largo plazo que estará gobernada principalmente por “metas monetarias”, que fijan el crecimiento de los agregados para cada período.
Si bien la meta de aceleración de precios este año, recalculada en torno a 28%, ya está dada, desde el Ejecutivo prometen que la tasa bajará a 1% o 2%, una vez que la suba de tarifas se dio en los primeros meses y generó una “inflación transitoria”.
Entonces, el plan del BCRA es redoblar esfuerzos para absorber pesos de la economía, renovar el total de las letras de deuda que están en circulación y emitir aún más. La expansión de la base monetaria caería del 29% actual a menos de 25% a finales de año, una cifra que está lejos de lo que planea el titular del organismo, Federico Sturzennegger, pero que cumple con los objetivos en 2016.
Claro, el Gobierno reduce el gasto público, pero queda un remanente de lo que llaman “la pesada herencia”. El interrogante es la fuente que elegirá el Gobierno para cerrar ese agujero en 2016, dado que la colocación es insuficiente, porque gran parte se destina a pagar la deuda.
La respuesta está en las colocaciones de bonos en el mercado interno, tanto en dólares como en pesos, con los que se financiará y, simultáneamente, absorberá los excesos en moneda local y los billetes verdes que se guardaron bajo el colchón durante el cepo cambiario.
¿Logrará Mauricio Macri su propósito de reducir la inflación? Para conocer la respuesta puederevisar este Informe Especial que Inversor Global preparó gratuitamente para usted.