Inspectores y policías que
allanan el Banco Central en
busca de pruebas delictivas, mercados que se ponen nerviosos,
indicadores que se disparan, funcionarios que intentan defenderse en
medio de todo tipo de versiones sobre irregularidades administrativas.
Lo que está ocurriendo en estos días en el circuito financiero es
la postal perfecta de este fin del ciclo kirchnerista: el nuevo Gobierno todavía no asumió, pero ya muchos actores se comportan como si el período de
Cristina Kirchner hubiera
terminado.
Ayer, por primera vez desde que el Banco Central iniciara su férrea política de intervenir en el
mercado futuro para planchar las expectativas devaluatorias, las
cotizaciones se
dispararon hasta un
5 por ciento.
Esto luego fue
revertido por una nueva venta de
$600 millones hecha por el Central al cierre de la jornada.
Pero
algo había quedado en evidencia: bastó con que se dejara de intervenir
durante un rato -lo que duró el allanamiento a la sede del Banco
Central-, para que el
mercado reflejara la
expectativa generalizada de una
devaluación.
Es
algo que no sólo está determinado por la campaña electoral y la
probabilidad de un nuevo plan económico, sino, sobre todo, por
la certeza de
que la
escasez de reservas se está tornando
insostenible.
Un día antes de este allanamiento que conmovió a la city porteña, la nueva
reducción de la
"cuota de dólares" a los importadores -una medida que no pudo ser postergada siquiera una semana para dejar pasar las elecciones-
reveló la
gravedad de la situación.
Los informes de las consultoras privadas apuntan a que
las reservas netas del Central son
apenas de u$s500 millones (ver cuadro).
Mientras tanto, permanecen
como ruido de fondo de esta situación las
dudas sobre si
Alejandro Vanoli continuará en su
cargo la semana próxima.
Y, en caso de que ello fuera así, si mantendría su actual política de privilegiar al "
dólar ahorro" por sobre las necesidades de la
industria. Y si seguirá el
sacrificio de
pesos para garantizarle a
los inversores del "dólar futuro" una cotización que todos saben que es
imposible de
sostener.
Así es el
clima que se respira en estas horas en el epicentro de las finanzas argentinas, donde el
fin de ciclo no es apenas una sensación, sino una
realidad bien palpable.
Ahora, el allanamientoEl hecho que terminó por
enrarecer el
clima del mercado financiero fue el
allanamiento
del Banco Central ordenado por el juez federal Claudio Bonadío en el
marco de una causa iniciada tras la denuncia de dos legisladores
pertenecientes al frente Cambiemos por la
operatoria de la
autoridad monetaria en el
mercado del dólar futuro.
La decisión del magistrado tiene, a cuatro días del balotaje,
impacto político, económico y financiero.
Bonadio dispuso que hombres del área del Crimen Organizado de la
Policía Metropolitana realizaran el procedimiento este martes a las 14,
en búsqueda de
documentación para saber
quiénes accedieron a esas operaciones y los montos de esos contratos, que treparían a los
u$s20.000 millones.
La denuncia original, realizada por el economista Alfonso Prat Gay, insinúa que el Banco Central le está otorgando un
seguro de cambio a
inversores particulares y a
grandes empresas, que adquieren dólares (a marzo 2016) a $10,85 mientras que en el mercado de futuros de
Nueva York la paridad
se acerca a los $15.
Este mercado funciona así:
• Los
inversores compran contratos a futuro con un determinado
valor del dólar. Al hacerlo, deben poner como garantía un
20% en efectivo (hasta ahora, ese nivel era del 10%).
• Aun cuando se pacten valores en moneda extranjera, este mercado opera en
pesos, tanto para entrar como para liquidarse los convenios.
El día del vencimiento, dicho
inversor:
-
Perderá si el
precio del
billete verde oficial fijado por el BCRA termina siendo
inferior al
concertado previamente. En ese caso, será dicho
inversor quien ponga la
diferencia.
-
Ganará si el tipo de cambio al día del vencimiento
supera al que figura en el
convenio. En ese caso, será el
Banco Central quien "
pague" ese gap.
A modo de ejemplo: si comercializaron estos acuerdos a un valor de
$10 a marzo de 2016 y para esa fecha la divisa estadounidense oficial cotiza a
$11, entonces el BCRA deberá
"poner de su bolsillo" ese $1 de diferencia.
Obviamente, cuanto
más alto se ubique el
billete verde fijado por la autoridad monetaria,
mayor será el
monto que deberá
desembolsar.
Según Prat Gay y los legisladores Federico Pinedo y Mario Negri, del espacio Cambiemos, esta operatoria le
provocará un
quebranto patrimonial al Banco Central que
podrían trepar a unos
$100.000 millones.
A través de un comunicado, Vanoli se defendió y fustigó a los denunciantes: "La
denuncia presentada
carece de
fundamentos y sólo persigue un rédito electoral".
"La
operatoria es totalmente transparente y toda la
información y documentación está a disposición de la Justicia, con la
cual se seguirá colaborando estrechamente", señaló el funcionario.
"El BCRA había remitido espontáneamente al Juzgado la información
vinculada con la intervención en el mercado de futuros de dólar desde
2005 en adelante", aseguró Vanoli.
Lejos de la "normalidad" alegada por el BCRA, la
city es un hervidero de rumores respecto de las eventuales
implicancias que tendrá esta operatoria. Se habla sobre
vínculos entre los
funcionarios y los
principales compradores de contratos futuros, en el marco de una política pasible de ser
cuestionada por el hecho de que
todo el mercado considera
inevitable una
devaluación.
En el allanamiento, los funcionarios de la Justicia se llevaron
documentación oficial con los nombres de las
compañías e
inversores que compraron divisas a futuro.
La presión para terminar con el "regalo" a los bancosLa
fuerte intervención del Banco Central en el mercado de futuros del
dólar intenta quitar expectativas devaluatorias, y por eso
concede un
precio más bajo que el que se pacta en Nueva York.
La estrategia puede emparentarse con la fuerte intervención que la
autoridad monetaria realiza a diario en el mercado de cambios y con la
venta de "dólar ahorro":
todos le quieren sacar
billetes verdes "baratos" al BCRA especulando con una devaluación cercana.
Sin la intervención, el
valor de la
divisa estadounidense sería más
elevado.
De hecho, en la tarde del martes, mientras duró el allanamiento y el Central se corrió del mercado de futuros, el dólar
pautado a marzo 2016 saltó un
5%, a
$11,40.
Vanoli dio la orden de intervenir en los últimos minutos de operaciones, una vez que había
finalizado el
operativo.
En total vendió contratos por
u$s600 millones, con lo que la cotización para
marzo 2016 bajó de $11,40 a $10,85. ¿Un desafío a quienes cuestionan la intervención del BCRA en estas operatorias a futuro?
La idea que quedó reforzada en el mercado es que el funcionario
persiste en sostener una especie
de
subsidio disfrazado con tal de evitar una convalidación de una paridad más alta, al menos en el mercado de futuros.
Su estrategia, sostiene Prat Gay, le terminará
regalando un
negocio fenomenal a los
bancos.
Al respecto, Vanoli reiteró en las últimas horas que, como las transacciones se efectúan
bajo la modalidad de "pantalla ciega", no hay chances de saber quiénes intervienen en el mercado.
"El Banco Central
continuará con su
política para garantizar la estabilidad financiera y cambiaria y contribuir al crecimiento económico con inclusión social", suscribió.
El pasado día 11, el fiscal federal Eduardo Taiano había imputado al presidente de la autoridad monetaria por presunta "
defraudación a la
administración pública" a raíz de esas operaciones.
Entre los dirigentes de Cambiemos hubo algarabía.
"Vanoli es irresponsable; tiene que ponerle fin inmediatamente a esta práctica que terminará pagando la próxima administración", dijo uno de ellos a
iProfesional.
La cuenta es sencilla. Si, como estiman los denunciantes, el dólar tendrá otro precio después del verano, el BCRA
deberá hacerse cargo de las pérdidas por haber
malvendido dólares a futuro.
Y si bien se trata de un quebranto en pesos (no en dólares); esos pesos habrá que
emitirlos y entregárselos a los
ganadores (bancos, empresas e, inversores).
Palpitando una transición movidaEsta
situación financiera cada vez más complicada no hace más que agregar
preguntas a lo que pueda ocurrir el lunes 23, una vez que se conozca el
nombre del próximo Presidente.
●
¿Mantendrá el BCRA sus
intervenciones vendedoras en el mercado de futuros?
● Más aun,
¿continuará el Gobierno vendiendo dólares "ahorro" baratos
a la clase media, a costa de negarles billetes verdes a las empresas
que necesitan insumos para producir? De hecho, la última medida
restrictiva había sido la disminución del tope que se les vende a los
importadores, de u$s75.000 a u$s50.000 por día.
●
¿Acelerará Vanoli el ritmo de minidevaluaciones diarias? No pareciera ser un remedio efectivo para cortar el drenaje de divisas.
Son todas cuestiones que dejan al desnudo la actual problemática que
tiene la Argentina: la escasez de divisas. En lo que va del mes, las
reservas del Banco Central ya
cayeron u$s1.052 millones (sólo el martes bajaron u$s185 millones), y la sangría parece acelerarse en lugar de encontrar un freno.
La caída en lo que va del 2015 llega a nada menos que
u$s5.515 millones.
Respecto de los u$s47.523 millones del 31 de octubre de 2011, cuando comenzó el cepo cambiario, el
desplome es del 45%, es decir, de unos u$s21.600 millones.
En relación con el
récord histórico de
u$s52.654 millones del 26 de enero de 2011,
el retroceso es de u$s26.736 millones. Es decir,
cayeron a la mitad. Y eso sin tener en cuenta que la mayor parte se encuentra en
yuanes, y no en billetes verdes.
Ya sea en la city o en los propios despachos oficiales, lo que se intuye es un
fin de ciclo. Sin importar quién gane el domingo, lo cierto es que el
actual esquema financiero no cierra por ningún lado.
Y la obsesión por mantener un status quo irreal la terminan pagando
aquellos que el Gobierno dice defender: Pymes y trabajadores, quienes a
diario notan un parate de la actividad en medio de la incertidumbre
económica.