.- ¿Por qué ahora se dio marcha atrás? 
              
 R.-  Según el secretario de Comercio Interior, 
Guillermo Moreno, aclaró que no es preciso "intervenir" en la 
importación de libros y revistas que lleguen al país bajo el régimen  courier  o de envíos postales, "siempre que ingrese para uso o consumo del destinatario y su finalidad no sea la comercialización".
               P.- ¿Cuál es la resolución? 
               R.-  La resolución 453/2010 obliga a certificar
 que las tintas que se utilicen en productos gráficos no contengan "más 
de 0,06% de plomo", por lo que la mercadería quedaba retenida en la 
Aduana. El objetivo oficial es resguardar la "seguridad de la población"
 mediante "mecanismos de control tendientes a eliminar los peligros 
derivados del uso de tintas con altos contenidos de plomo en productos 
gráficos".
               P.- ¿A quiénes afectaba? 
               R.-  A particulares que traían por  courier 
 ; por ejemplo, un libro comprado por Internet ya no llegaba más a la 
puerta de su domicilio, sino que debían ir personalmente a Ezeiza, al 
área de cargas y retirarlo allí. Además, no puede ser más utilizado por 
editoriales o librerías para envíos que no superen los 50 kilos ni 
tengan un valor superior a 1000 dólares.
               P.- ¿Qué es un  courier  ? 
               R.-  Son empresas globales que brindan un 
servicio de correo y encomienda hasta la puerta del domicilio. Las más 
importantes son DHL, UPS y Fedex.
               P.- ¿A quiénes no afectaba? 
               R.-  La normativa no afectaba las transacciones
 de libros y materiales impresos de grandes volúmenes, dado que esas 
importaciones se realizan a través de  containers  en la posición arancelaria 4901, distinta a esta normativa.
               P.- ¿Cómo surgió la norma? 
               R.-  Frente a la importación de libros el 
Gobierno habría cedido a un pedido de la Federación Argentina de la 
Industria Gráfica para proteger de las importaciones al sector. Este 
argumento no estaba incluido en la norma por la cual se frenó 
abruptamente el ingreso de libros y publicaciones.
               P.- ¿Qué reacción provocó? 
               R.-  La medida generó una avalan cha de quejas y
 reclamos en las redes sociales por lectores y editores que no podían 
recibir ni comercializar una publicación proveniente del exterior. 
También hubo una declaración del grupo de intelectuales Plataforma 2012,
 que se refirió con ironía acerca del cuidado de la salud pública que 
perseguía la normativa.
FUENTE: LA NACIÓN.COM - SOCIEDAD -
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